Que la guerra no nos sea indiferente
Hace poco más de una semana que inició la guerra en Medio Oriente. Cuando uno se encuentra tan lejos de esta región, puede parecer difícil acercarse a este conflicto que ha superado en el tiempo tantos intentos de negociación y acuerdos de paz fracasados. Pero después de tanto que hemos visto y leído y escuchado, no podemos dejar que el silencio se instale y seamos cómplices de esta guerra, que después de todo, también nos pertenece. Fue la llamada comunidad internacional quien decidió y avaló esas fronteras que hoy nos hablan con autoridad de bombas. La misma, por cierto, que hoy da la espalda a la población libanesa y Palestina y se limita a la evacuación de sus nacionales. Pero nos pertenece principalmente porque cualquier guerra, aunque esté dirigida lejos de nosotros, es el fracaso de todos, el suicidio de la humanidad. Y cuantas veces nos hemos matado y sin embargo siempre es necesario que la guerra no nos sea indiferente.
Lo que pasa en el Medio Oriente nos debe preocupar. Para muchos la sola palabra suena a lejanía. Pero la guerra tiene el mismo rostro en todas partes. Las victimas son siempre las mismas, la gente ordinaria que como usted y yo no quiere guerra ni sufrimiento. Hoy he llorado mientras leía a una periodista española que escribe desde el Líbano. Sus artículos no son sobre la política israelí o la actividad de Hamás y Hezbolá, sino única y decididamente sobre las personas que sufren esta guerra. En su último artículo ha hablado sobre las mujeres del Líbano (¡Salvadlas! clama), que como todas las mujeres que son madres, hermanas, esposas y amigas, se empeñan en sobrevivir y proteger a sus seres queridos. Se empeñan en preguntar a la occidental “de la cámara” no ya porque les hacen esto, sino lo que es peor aún, porque nadie hace nada. Muchos también de Occidente, nos preguntamos lo mismo.
Sé que algunos no se asombran, es solo cuestión de tiempo para que un conflicto latente se desate. También sé que hay muchos actores involucrados en este conflicto, y no solamente los que aparecen en las noticias. Pero hay que decir dos cosas claramente, silenciadas con la complicidad de los medios de comunicación: Primero, existe una noción racista que otorga más importancia a las vidas israelíes que a las árabes. Nadie habla sobre los palestinos encarcelados por Israel, aunque entre ellos se encuentren civiles y sobrepasen varias decenas. ¿Pero como saberlo con exactitud? ¿Como saber en que condiciones se encuentran? En cambio sabemos la historia del soldado israelí capturado por Hamás (hemos visto su foto, sabemos su historia, su edad, su vida) y sabemos también de los otros dos soldados capturados por Hezbolá y de los ocho que murieron por sus bombas. ¿Y los palestinos? ¿Quien puede negar que sepamos mucho del drama Israelí y poco del drama palestino? La población civil en Gaza continúa muriendo, desangrándose poco a poco. En segundo lugar, hay que decir que Israel no entró a esta guerra sin haberla planificado o sin prever las consecuencias. Hay un cálculo para liquidar a los adversarios y no existe ningún otro país que cuente con el apoyo ilimitado de la principal potencia militar del mundo.
Las últimas noticias que tenemos sobre lo que ocurre pueden resumirse así: Hezbolá sostiene que los intentos de negociación están parcializados a favor de Israel y que no los aceptará por eso. Hamás, atacado por todos los flancos posibles incluyendo ministerios y edificios civiles, continúa pidiendo el intercambio de palestinos encarcelados a cambio del soldado capturado. Israel dice que esto continuará al menos unas semanas mas, aunque el ministro de Seguridad Interior Abi Dijter dijo esta tarde (martes 18 de Julio) que Israel debería considerar cambiar a los “terroristas” encarcelados por los soldados secuestrados. Mientras tanto por primera vez las tropas entraron al Líbano para atacar los puntos estratégicos de Hezbolá (en los que han muertos civiles) y continúan los bombardeos sobre Beirut y el sur. Los miembros de la Liga Árabe sostienen que el proceso de paz para Cisjordania está muerto. El propio ex ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shlomo Ben-Am, sostiene que el plan de la derecha israelí, y por tanto del gobierno de los Estados Unidos, ha fracasado ¿Y la opinión pública? En Israel la gran mayoría aprueba lo que el gobierno está haciendo (aunque siempre hay sectores críticos) y según este mismo ministro, están más convencidos que nunca de que la acción unilateral en Gaza, que consistió en remover a unos 8.000 colonos, ha sido un error (El país, martes 18 de Julio). Así que Cisjordania, con sus más de 200.000 colonos que no cesan de aumentar (sin contar otros más de 200.000 en Jerusalén Este anexionada por Israel y considerada por la comunidad internacional territorio palestino) parece hoy un tema imposible. ¿Y la gente? En Líbano han muerto 300 personas, casi todas civiles según nos informa Aljazeera y el propio primer ministro libanés. Y esto seguirá sumando. Y nosotros seguiremos repitiendo cifras como si se tratara de algo abstracto. Los daños materiales y psicológicos para el Líbano, son incalculables.
En general, nos dicen, hay que intentar pensar el conflicto en términos políticos. Por un lado, la captura de dos soldados israelíes por Hezbolá es un buen pretexto para tratar de liquidar a esta organización. Mientras que Hezbolá no encuentra mejor momento que el ataque israelí a Gaza para utilizar la causa palestina a su favor y la indignación general, que con justa razón, ya desborda.
Mientras tanto los países occidentales hablan de la “desproporcionada reacción israelí”. Pero al final la terminan justificando a partir de la "declaración de guerra" hecha por Hezbolá y Hamás al atacar sus puestos de mando y capturar a sus soldados. Sin embargo, no nos recuerdan de la ocupación Israelí del territorio palestino y libanés, una política que solo puede llamarse colonialista, ni de los tantos capturados en la frontera que ellos controlan de manera arbitraria. Tampoco mencionan que las amenazas de Hezbolá no son nuevas, y que dada la intransigencia israelí de no negociar a los prisioneros libaneses (entre ellos se denuncian civiles), han capturado -con previo anuncio y repetido muchas veces- soldados de Israel para poder canjearlos. Como nos recuerda el profesor As'ad AbuKhalil, no podemos pensar ingenuamente que Israel ha sido tomado por sorpresa. La guerra de hoy es una decisión política calculada para acabar definitivamente con Hezbolá, que es apoyado por Siria e Irán, pero los muertos han sido puestos como siempre por la población civil.
Ahora, uno podría pensar que el vencedor es siempre el más grande y fuerte, es decir el que tiene las armas más potentes. Pero la lógica de la guerra es mas bien una trampa mortal que solo se abre para tragar mas cuerpos. Matar hombres, solo trae matar a más, nos recuerda Camus. En este caso, ninguna de las partes involucradas puede “vencer al otro” por las armas. Porque matar no es vencer, la desaparición del “otro” no nos puede dar la victoria sobre algo que ya no existe. Cuando se mata es porque en el fondo se reconoce que no es posible vencer aquello que mueve al adversario, es decir la idea, y por tanto se terminan matando inútilmente al cuerpo. A muchos cuerpos. Pero la política israelí no acabará con la muerte de sus soldados, tampoco es matando a Hamás o a Hezbolá como Israel acabará con la oposición del medio Oriente. Las razones que dan origen a su existencia, la de Hamás que llegó al poder por las urnas y un Hezbolá con representación política en el parlamento libanés (las únicas dos democracias de esta región, según los parámetros occidentales) no pueden pasar desapercibidas. Israel tiene que mirarse al espejo.
Nosotros, aunque sepamos o entendamos de manera muy limitada este conflicto, no podemos pasar por alto este tipo de reflexiones. Escuchar hablar a funcionarios de Israel que lamentablemente expresan el sentir de parte de la población, es escalofriante. El derecho de existir de Israel, no está por encima del derecho de existencia de Palestina. De hecho nadie quiere negar la existencia de ningún pueblo, sino todo lo contrario, la convivencia de ambos. La agresión del Estado de Israel fomenta un Hezbolá y un Oriente Medio dispuesto a extender este conflicto. Propicia además la intervención directa de Siria e Irán y la intervención de Estados Unidos – con su justificación para entrar en guerra con Irán- lo que no traería otra cosa más que desastres.
Como me recuerda un colega, mientras los Estados Unidos hacen la cocina, los europeos lavan los platos y la ONU saca la basura. ¿Y nosotros? nosotros nos envenenamos de tanto podrido. Es por eso que escribo hoy. Lo mío es un intento de explicar racionalmente algo que no quiero: esta terrible guerra que no parece tener fin. En el fondo escribo pensando en todos aquellos que sufren este conflicto desde hace mucho tiempo y que seguramente sufrirán mañana. Ya sé que hay otras guerras de baja cobertura mediática como los conflictos civiles que han desangrado África. El hambre y la pobreza son también una guerra permanente y silenciosa que reclaman ya tantos muertos. Irak nos enseñó que hoy las potencias pueden invadir un Estado con plena impunidad y el promedio de muertes diario en ese país es de 100 personas. Pero me resisto al silencio. Me resisto a que el futuro me sea indiferente. Por la gente de a pie a la que se le corta la vida entre las balas. Por todos los que sufren o sufrieron la guerra alguna vez. Hoy es uno de esos días, en que la guerra, como nos dice la canción, no nos puede ser indiferente.
Yálani Zamora A.
Salamanca, España.
Hace poco más de una semana que inició la guerra en Medio Oriente. Cuando uno se encuentra tan lejos de esta región, puede parecer difícil acercarse a este conflicto que ha superado en el tiempo tantos intentos de negociación y acuerdos de paz fracasados. Pero después de tanto que hemos visto y leído y escuchado, no podemos dejar que el silencio se instale y seamos cómplices de esta guerra, que después de todo, también nos pertenece. Fue la llamada comunidad internacional quien decidió y avaló esas fronteras que hoy nos hablan con autoridad de bombas. La misma, por cierto, que hoy da la espalda a la población libanesa y Palestina y se limita a la evacuación de sus nacionales. Pero nos pertenece principalmente porque cualquier guerra, aunque esté dirigida lejos de nosotros, es el fracaso de todos, el suicidio de la humanidad. Y cuantas veces nos hemos matado y sin embargo siempre es necesario que la guerra no nos sea indiferente.
Lo que pasa en el Medio Oriente nos debe preocupar. Para muchos la sola palabra suena a lejanía. Pero la guerra tiene el mismo rostro en todas partes. Las victimas son siempre las mismas, la gente ordinaria que como usted y yo no quiere guerra ni sufrimiento. Hoy he llorado mientras leía a una periodista española que escribe desde el Líbano. Sus artículos no son sobre la política israelí o la actividad de Hamás y Hezbolá, sino única y decididamente sobre las personas que sufren esta guerra. En su último artículo ha hablado sobre las mujeres del Líbano (¡Salvadlas! clama), que como todas las mujeres que son madres, hermanas, esposas y amigas, se empeñan en sobrevivir y proteger a sus seres queridos. Se empeñan en preguntar a la occidental “de la cámara” no ya porque les hacen esto, sino lo que es peor aún, porque nadie hace nada. Muchos también de Occidente, nos preguntamos lo mismo.
Sé que algunos no se asombran, es solo cuestión de tiempo para que un conflicto latente se desate. También sé que hay muchos actores involucrados en este conflicto, y no solamente los que aparecen en las noticias. Pero hay que decir dos cosas claramente, silenciadas con la complicidad de los medios de comunicación: Primero, existe una noción racista que otorga más importancia a las vidas israelíes que a las árabes. Nadie habla sobre los palestinos encarcelados por Israel, aunque entre ellos se encuentren civiles y sobrepasen varias decenas. ¿Pero como saberlo con exactitud? ¿Como saber en que condiciones se encuentran? En cambio sabemos la historia del soldado israelí capturado por Hamás (hemos visto su foto, sabemos su historia, su edad, su vida) y sabemos también de los otros dos soldados capturados por Hezbolá y de los ocho que murieron por sus bombas. ¿Y los palestinos? ¿Quien puede negar que sepamos mucho del drama Israelí y poco del drama palestino? La población civil en Gaza continúa muriendo, desangrándose poco a poco. En segundo lugar, hay que decir que Israel no entró a esta guerra sin haberla planificado o sin prever las consecuencias. Hay un cálculo para liquidar a los adversarios y no existe ningún otro país que cuente con el apoyo ilimitado de la principal potencia militar del mundo.
Las últimas noticias que tenemos sobre lo que ocurre pueden resumirse así: Hezbolá sostiene que los intentos de negociación están parcializados a favor de Israel y que no los aceptará por eso. Hamás, atacado por todos los flancos posibles incluyendo ministerios y edificios civiles, continúa pidiendo el intercambio de palestinos encarcelados a cambio del soldado capturado. Israel dice que esto continuará al menos unas semanas mas, aunque el ministro de Seguridad Interior Abi Dijter dijo esta tarde (martes 18 de Julio) que Israel debería considerar cambiar a los “terroristas” encarcelados por los soldados secuestrados. Mientras tanto por primera vez las tropas entraron al Líbano para atacar los puntos estratégicos de Hezbolá (en los que han muertos civiles) y continúan los bombardeos sobre Beirut y el sur. Los miembros de la Liga Árabe sostienen que el proceso de paz para Cisjordania está muerto. El propio ex ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shlomo Ben-Am, sostiene que el plan de la derecha israelí, y por tanto del gobierno de los Estados Unidos, ha fracasado ¿Y la opinión pública? En Israel la gran mayoría aprueba lo que el gobierno está haciendo (aunque siempre hay sectores críticos) y según este mismo ministro, están más convencidos que nunca de que la acción unilateral en Gaza, que consistió en remover a unos 8.000 colonos, ha sido un error (El país, martes 18 de Julio). Así que Cisjordania, con sus más de 200.000 colonos que no cesan de aumentar (sin contar otros más de 200.000 en Jerusalén Este anexionada por Israel y considerada por la comunidad internacional territorio palestino) parece hoy un tema imposible. ¿Y la gente? En Líbano han muerto 300 personas, casi todas civiles según nos informa Aljazeera y el propio primer ministro libanés. Y esto seguirá sumando. Y nosotros seguiremos repitiendo cifras como si se tratara de algo abstracto. Los daños materiales y psicológicos para el Líbano, son incalculables.
En general, nos dicen, hay que intentar pensar el conflicto en términos políticos. Por un lado, la captura de dos soldados israelíes por Hezbolá es un buen pretexto para tratar de liquidar a esta organización. Mientras que Hezbolá no encuentra mejor momento que el ataque israelí a Gaza para utilizar la causa palestina a su favor y la indignación general, que con justa razón, ya desborda.
Mientras tanto los países occidentales hablan de la “desproporcionada reacción israelí”. Pero al final la terminan justificando a partir de la "declaración de guerra" hecha por Hezbolá y Hamás al atacar sus puestos de mando y capturar a sus soldados. Sin embargo, no nos recuerdan de la ocupación Israelí del territorio palestino y libanés, una política que solo puede llamarse colonialista, ni de los tantos capturados en la frontera que ellos controlan de manera arbitraria. Tampoco mencionan que las amenazas de Hezbolá no son nuevas, y que dada la intransigencia israelí de no negociar a los prisioneros libaneses (entre ellos se denuncian civiles), han capturado -con previo anuncio y repetido muchas veces- soldados de Israel para poder canjearlos. Como nos recuerda el profesor As'ad AbuKhalil, no podemos pensar ingenuamente que Israel ha sido tomado por sorpresa. La guerra de hoy es una decisión política calculada para acabar definitivamente con Hezbolá, que es apoyado por Siria e Irán, pero los muertos han sido puestos como siempre por la población civil.
Ahora, uno podría pensar que el vencedor es siempre el más grande y fuerte, es decir el que tiene las armas más potentes. Pero la lógica de la guerra es mas bien una trampa mortal que solo se abre para tragar mas cuerpos. Matar hombres, solo trae matar a más, nos recuerda Camus. En este caso, ninguna de las partes involucradas puede “vencer al otro” por las armas. Porque matar no es vencer, la desaparición del “otro” no nos puede dar la victoria sobre algo que ya no existe. Cuando se mata es porque en el fondo se reconoce que no es posible vencer aquello que mueve al adversario, es decir la idea, y por tanto se terminan matando inútilmente al cuerpo. A muchos cuerpos. Pero la política israelí no acabará con la muerte de sus soldados, tampoco es matando a Hamás o a Hezbolá como Israel acabará con la oposición del medio Oriente. Las razones que dan origen a su existencia, la de Hamás que llegó al poder por las urnas y un Hezbolá con representación política en el parlamento libanés (las únicas dos democracias de esta región, según los parámetros occidentales) no pueden pasar desapercibidas. Israel tiene que mirarse al espejo.
Nosotros, aunque sepamos o entendamos de manera muy limitada este conflicto, no podemos pasar por alto este tipo de reflexiones. Escuchar hablar a funcionarios de Israel que lamentablemente expresan el sentir de parte de la población, es escalofriante. El derecho de existir de Israel, no está por encima del derecho de existencia de Palestina. De hecho nadie quiere negar la existencia de ningún pueblo, sino todo lo contrario, la convivencia de ambos. La agresión del Estado de Israel fomenta un Hezbolá y un Oriente Medio dispuesto a extender este conflicto. Propicia además la intervención directa de Siria e Irán y la intervención de Estados Unidos – con su justificación para entrar en guerra con Irán- lo que no traería otra cosa más que desastres.
Como me recuerda un colega, mientras los Estados Unidos hacen la cocina, los europeos lavan los platos y la ONU saca la basura. ¿Y nosotros? nosotros nos envenenamos de tanto podrido. Es por eso que escribo hoy. Lo mío es un intento de explicar racionalmente algo que no quiero: esta terrible guerra que no parece tener fin. En el fondo escribo pensando en todos aquellos que sufren este conflicto desde hace mucho tiempo y que seguramente sufrirán mañana. Ya sé que hay otras guerras de baja cobertura mediática como los conflictos civiles que han desangrado África. El hambre y la pobreza son también una guerra permanente y silenciosa que reclaman ya tantos muertos. Irak nos enseñó que hoy las potencias pueden invadir un Estado con plena impunidad y el promedio de muertes diario en ese país es de 100 personas. Pero me resisto al silencio. Me resisto a que el futuro me sea indiferente. Por la gente de a pie a la que se le corta la vida entre las balas. Por todos los que sufren o sufrieron la guerra alguna vez. Hoy es uno de esos días, en que la guerra, como nos dice la canción, no nos puede ser indiferente.
Yálani Zamora A.
Salamanca, España.
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